En el ámbito de la industria aeroespacial es donde más interes hay por crear una impresora 3D capaz de imprimir alimentos para los astronautas durante sus largas estancias en el espacio. La NASA anunció en mayo financiación para el desarrollo de una bioimpresora 3D.
Pero cada vez están surgiendo más ejemplos de impresoras de alimentos más allá del ámbito meramente experimental. La semana pasada comentaba el ejemplo de "The Sugar Lab", fabricante de dulces de azucar mediante impresión 3D.
Otro ejemplo más de los avances en este campo es el de la investigadora Marin Sawa, que está trabajando en colaboración con el Imperial College de Londres para desarrollar una nueva tecnología de impresión 3D de microalgas.
El resultado de esta investigación es la bioimpresora Algaerium, un dispositivo que permite imprimir combinaciones de diferentes algas -Chlorella, Spirulina y Haematococcus- según las necesidades nutricionales.
Marin Sawa |
En un principio, las algas pueden resultar un alimento poco apetecible, pero son muy nutritivas, ricas en minerales y vitaminas.
Las diferentes cepas de algas tienen unos colores característicos que podemos asociar con su valor nutricional. Por ejemplo, la Chlorella es una alga muy saludable por su alto contenido en clorofilas, de ahí su pigmentación verdosa. Estas especies ya se cultivan a escala industrial y son cada vez más demandadas en la industria alimentaria.
Podemos imaginar un futuro no muy lejano en el que las algas podrían jugar un papel importante en la agricultura urbana para reforzar la seguridad alimentaria en nuestras ciudades.
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